El Museo de la Universidad de Alicante recrea en la exposición Reencuentro con Onetti el mundo íntimo del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, uno de los grandes autores del siglo XX, galardonado en 1980 con el Premio Cervantes y candidato al Nobel.

La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el 20 de marzo, contiene numerosos objetos personales del escritor, como las primeras ediciones de sus trabajos literarios, su discurso de aceptación del Premio Cervantes, traducciones y libros de su biblioteca personal o dedicados a él por importantes autores, y la correspondencia que mantuvo con escritores como Octavio Paz , Julio Cortázar o Gabriel García Márquez.

Reencuentro con Onetti alberga además volúmenes con anotaciones y poemas del autor, discos grabados con su voz, las obras que estaba leyendo en los días previos a su muerte y fotografías de su vida cotidiana, escenas compartidas por amigos y literatos como Juan Rulfo, Jorge Luis Borges o Eduardo Galeano. La exposición también cuenta con el dormitorio de la vivienda madrileña en la que residió desde mediados de los setenta hasta que falleció, en 1994. No falta la famosa cama donde solía leer, escribir, comer e incluso recibir a los periodistas.

Reencuentro con Onetti puede ser una buena oportunidad para acercarse al universo íntimo del escritor uruguayo que construía personajes pasivos y derrotados de antemano en los que volcaba su afición por las novelas policiacas, el tabaco y el güisqui.

Estos son algunos de los certeros consejos de este autor, alejado de modas y opiniones ajenas, para todo aquel que quiera adentrarse en el oficio de escribir:

No intenten ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de ello.

No intenten asustar al burgués. Ya no resulta. Éste solo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.

No traten de complicar al lector, buscar o reclamar su ayuda.

No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o en los parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.

No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban para ese otro, implacable y silencioso, que llevamos dentro y es imposible engañar.

No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.

No se limiten a leer libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.

No olviden la frase, justamente famosa: dos más dos son cuatro; pero ¿y si fueran cinco?

No desdeñen temas con extraña narrativa. Roben si es necesario.

Mientan siempre.

No olviden que Hemingway dijo: Incluso di lectura de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un escritor puede caer.

 

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