En el café Hafa
Como no tienen cerveza, pido otro té verde mientras sigo contemplando el Estrecho. Al fin y al cabo, una vez en el ferry, en unas 3 horas podría estirarme en el sofá de casa. Ni el azul oscuro de las aguas crispadas ni la cualidad brumosa de las montañas del fondo pueden desmentir este cálculo. Sin embargo, me parece estar al otro lado del mundo. Llegué a Tánger dispuesto a encontrar la memoria, impresa esta vez en paredes, plazas y [...]