Lo que deja la noche

de Felicidad Batista

Esperanza se ve reflejada en la vidriera de mi tienda de delicatessen. Sus labios ateridos quedan a la altura del chocolate de trufa, su nariz roja sobre una botella de cava gran reserva y sus ojos acuosos se recortan en dos tapas de caviar ruso, y sonríe. Se aleja sorteando la escarcha que la noche ha abandonado sobre la acera. Arrastra bolsas de lo rescatado en los contenedores. Por la tarde la encuentro leyendo bajo los arces escuálidos en el Parque Nuevo. Sus hijos llegan del colegio público cercano. Se abrazan. Continúo hacia la tienda y la recuerdo bajando de un auto alemán conducido por su marido. Blusa ajustada, falda entubada, tacones altos y sonrisa permanente. Al final de su jornada en una agencia publicitaria entraba en la tienda. Hasta que un día desapareció. Supe que su marido la había abandonado. La esperé. Fui a la agencia donde trabajaba pero un cartel de se alquila colgaba de la puerta. Desesperanzado regresé a los días iguales.

Delicatessen

Meses después la reconocí en un amanecer lluvioso envuelta en un abrigo viejo. Simulé no verla.

Estoy cansado, ha sido un día ajetreado. La noche fría avanza y trato de mantenerme despierto detrás del mostrador con las luces apagadas. Caen copos de nieve. Esperanza inicia su recorrido. Pasa deprisa pero retrocede porque hoy el contenedor está junto a la puerta. Lo abre y saca la bolsa con el chocolate de trufa,  el cava gran reserva, el caviar ruso y los turrones artesanos. Sonríe.  Es Nochebuena.

12 comentarios en “Lo que deja la noche

  1. Reflejas muy bien la «caída». Cómo esta crisis provocada puede afectar a las personas que antes, quizás, también estaban en la ola. Me gustó en su día tu relato y lo vuelvo a disfrutar tristemente. Claro que el narrador o se espabila o tendrá que cerrar tambien, salvo que la tienda esté cerca de Las Cortes.

  2. Un auge y una caída, y un alma generosa en la puerta del delicatessen. Momentos de vida relatados con maestría.
    Felicitaciones
    Maffi

  3. Muy bello relato. La situación actual, puede hacer girar y cambiar la vida a cualquiera. Todos estamos expuestos, y más aún con las malas gestiones de los que gobiernan. Un gesto en una nochebuena, que al menos saca una sonrisa y ésa, no tiene precio.

    Saludos.

  4. Se supone que el tío de la tienda es majo por su gesto, pero lo que yo leo es muy distinto.
    Gracias, Felicidad.

  5. Me ha gustado mucho. Me parece un relato que emociona y permite leerlo desde muchas posiciones. Interesante.
    Felicidades, Felicidad.

  6. Me ha gustado mucho.
    Me ha gustado mucho.
    Me ha gustado mucho.
    Qué tendero más humano, sensible, entrañable y asqueroso.

  7. Apoyo lo que dice Ximens, porque las tiendas de delicatessen no funcionan ya ni en barrios ricos. Muy bien narrado el descenso a donde estamos de los que estaban momentáneamente por encima. Saludos.

  8. Es un relato que funciona, veo a un tendero que no se atrevía cuando la señora estaba estupenda, y que sigue sin atreverse ahora que está «necesitada» ¡Oh, qué piedad tan entrañable… y en Navidad!

    (Apoyo final alternativo: Alguien llega al contenedor antes que Esparanza, y se bebe el Möet.)

  9. Otra estampa de la realidad de todos los días, aunque no sé si serán tantos los amables dueños de una delicatessen que dejen bolsas en el contenedor para que alguien pueda celebrar la navidad que antes disfrutaba.

    Besitos

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