Arrastra su carrito en dirección al mercado, ajena a las prisas de los demás por regresar a casa. Nada más llegar inicia su ritual diario de comprobar puesto por puesto la mercancía que aún queda por vender. Ya no le importa si la fruta es de temporada o si los tomates o el pescado están por las nubes. Actualmente sus prioridades son otras.
Tras repasar todos los puestos sale y se sienta a esperar. Paradójicamente cuando echan el cierre es cuando comienza a seleccionar su cena. Caducado, pocho o defectuoso son palabras que dejaron de tener significado para ella.
Un final cojonudo:
«Caducado, pocho o defectuoso son palabras que dejaron de tener significado para ella.»
Y las grandes superficies con lo pocho al 50% en las líneas de cajas («Para consumir hoy») a rascar que son dos días, que luego llegan éstos y se lo llevan gratis…