¡Aquí huele a muerto! Esto es lo primero que he pensado después de leer los puntos principales de la reforma educativa. Y es que el tufo remite, entre otras cosas, a la privatización, la discriminación por sexo y a unos señores de morado que andan escocidos ante el bajón de la clientela. Mientras tanto, en los centros no se cubren las bajas, las aulas se masifican y los recursos menguan.
Es obvio que nuestro sistema educativo necesita una reforma. Los resultados de los alumnos españoles en la últimas pruebas internacionales los sitúan a la zaga de los países desarrollados. Entre las materias más conflictivas: matemáticas, ciencias y lengua. En definitiva, que a nuestros niños no les salen las cuentas y escriben sinvergüenza con be. Claro que la reforma es necesaria, pero no este tipo de reforma, con una orientación que recuerda a tiempos pasados.
Para saber más sobre la reforma: Noticia de El Diario
Querida Berta,
Por Dios, nada de reformas! Convertir el sistema educativo de una nación en un proceso involutivo es el mejor modo de controlar la sociedad.
P.D: Un placer leerte, estaré atenta.