Cancán, de Arturo Vivante (1923-2008)
—Me voy a dar una vuelta en el coche —le dijo a su mujer—, vuelvo en un par de horas. No era frecuente que estuviese fuera de casa más de lo poco que tardaba en ir a correos o a alguna tienda, pero se pasaba el tiempo haraganeando, haciendo pequeñas chapuzas —su mujer le llamaba «Don Arreglalotodo»—, y también, aunque desde luego no lo suficiente, pintando, que era de lo que vivía. —Muy bien —contestó en seguida su mujer, como [...]