Caídas y fragmentos

A los doce años tuve mi primer encuentro consciente con la muerte. Era la tarde del 8 de abril. Corrí por el pasillo hasta la habitación de mi hermano. La puerta estaba abierta. Lo vi, de espaldas, sentado en la alfombra burdeos. Por los parlantes de madera de su pequeño reproductor sonaba All apologies. Luego de unos segundos, él se giró para decirme: “Cobain se voló los sesos”, sollozó y se tapó el rostro con la palma de las manos. [...]