Presentación del libro en Málaga

Lugar: Centro Andaluz de las Letras (C/Álamos. Málaga)

Fecha: Viernes 24 de mayo de 2013, a las 19:00

Presenta: Guillermo Busutil

Intervienen: Rafa Caumel (Paréntesis) y José Antonio López (editor de Traspiés)

Invitación Desahuciados en el CAL

Con humor, ironía y cruel lucidez, los relatos de Desahuciados nos invitan a adentrarnos en una narrativa que nos ofrece una emocionante visión caleidoscópica de la actualidad a la vez que reconoce la urgente necesidad de tomar partido.

La inauguración de este libro contará con un presentador inmejorable: Busutil, además de ser un cuentista de fuste, está escribiendo algunas de las columnas periodísticas más potentes en contra de la situación actual.

¡Os esperamos!

Portada-Desahuciados

Semántica

de Adriana Oris

Hablar y escribir es expresar mucho más que lo que se quiere decir. La multiplicidad de significados que se condensan en una palabra chivatea oscuros recorridos del deseo y devela la posición ética elegida. No es por azar que preferimos ciertas palabras y descartamos otras,
En medicina, un enfermo desahuciado es aquel que no tiene esperanzas de vida. Hay certeza de muerte inminente.

Peligro inminente

Cuando la desesperanza llega al corazón, la mente busca una salida, aunque no siempre sea lo razonable y cuerda que cabría esperar. Cuando la desesperanza llega al corazón, surge el miedo, como cuando nos persigue un animal salvaje en plena selva. Estos mecanismos hacen estallar bombas de adrenalina dentro de nuestro cuerpo. Entramos en un estado de emergencia que nos transforma en seres con fuerza y destreza inimaginables, para combatir ese peligro que amenaza nuestra supervivencia.

https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2013/05/06/los-ajustes-amenazan-la-supervivencia-de-la-ley-de-dependencia/585693.html

Ya tenemos portada

Y pronto, muy pronto el libro.

Casi cien autores, entre escritores e ilustradores, se han unido en Desahuciados para hacer oír su voz, y nos ofrecen a través de sus relatos una visión caleidoscópica sobre los diferentes aspectos de la crisis.

Ángel Olgoso, Care Santos, Eduardo Moga, María José Codés, David Roas, María Zaragoza, Juan Vico, Sergio C. Fangul o José Antonio Masoliver, entre otros, coinciden en la importancia de retomar la literatura de denuncia, de crítica social, sin renunciar por ello a la calidad.

Estas crónicas de la crisis son una invitación a adentrarse en una narrativa que ilumina y emociona a la vez que reconoce la urgente necesidad de tomar partido, de pasar a la acción.

Consuelo de familia

de Rubén Rojas

cita paroAntes de que papá llegue, queremos tenerlo todo listo. A Dieguito le hemos borrado las matrículas de su certificado académico. A Santi le pedimos que volviera de Harvard y se tirara en el sofá, que hiciera de fracasado, que eructara. Mamá, que libraba en el bufete, ha quemado la comida y se ha puesto un vestido barato pasado de moda. Yo he pedido un día en el laboratorio e intentaré, en la medida de lo posible, parecer un idiota. Cualquier detalle puede ayudar a papá a sentirse mejor cuando llegue, otro mes más, de sellar el paro.

 

Sin escrúpulos

de Miguel Ángel Molina López

Arrastra su carrito en dirección al mercado, ajena a las prisas de los demás por regresar a casa. Nada más llegar inicia su ritual diario de comprobar puesto por puesto la mercancía que aún queda por vender. Ya no le importa si la fruta es de temporada o si los tomates o el pescado están por las nubes. Actualmente sus prioridades son otras.

caducida

Tras repasar todos los puestos sale y se sienta a esperar. Paradójicamente cuando echan el cierre es cuando comienza a seleccionar su cena. Caducado, pocho o defectuoso son palabras que dejaron de tener significado para ella.

De camino al trabajo

de Paz Monserrat Revillo

Me mira. Todos los días. Cuando salgo del tren y paso por delante del edificio de camino al trabajo. Desde la terraza del primer piso. Fijamente. Como si buscara a alguien.

No hay cortinas y la puerta de la terraza está abierta. Pienso en el frío que estará pasando ahí afuera. Dan ganas de subir a abrazarle. Asoma medio cuerpo desmadejado y sarnoso por encima de la barandilla y mira a la calle, como trastornado. Adentro solo hay paredes enmarcadas en aluminio. Me imagino la secuencia: primero notifican, luego vacían, después vienen los del banco a cerrar. Como no saben qué hacer con semejante animal lo retiran de en medio para poder limpiar mejor. El oso es más grande que ellos. Cargan su peso muerto y lo arrojan a la terraza que da a la calle de la estación. Abajo, sentados en el alféizar de una ventana del bar, pasan el día los taxistas esperando un cliente y haciendo bromas con la chica guapa que siempre les acompaña. En la otra esquina un par de jubilados reparten folletos con ilustraciones del  reino de Dios y rebaños de corderos.

por George Hodan: Viejo osito de peluche por George Hodan

por George Hodan: Viejo osito de peluche

El descomunal oso de peluche intenta llamar la atención con sus brazos abiertos en una contorsión que recuerda una súplica. Pero todos aparentamos que no pasa nada, que no vemos al enorme peluche de tómbola ni oímos su grito silencioso y naranja.