Lo siento, Sr. Rajoy, ya no me vale su comparecencia ante las cámaras para hablarnos agazapado detrás de sus gafas y su máscara de falso líder. No me lo creo, no me creo su discurso asegurando una y otra vez que todo es falso. No estamos sordos, no hace falta repetir. Estamos hartos de tanta mentira, de tantos eufemismos, de tantos discursos preparados por expertos. Con sus medias verdades y sus mentiras completas han agotado la paciencia de los españoles.
Ya no estamos en la época de Franco, donde se podía convencer con buenas palabras a una población analfabeta sedienta de esperanza. Por suerte, nuestro sistema educativo (que ustedes pretenden destruir) nos ha vuelto críticos. Ahora, para convencerme de que no ha habido sobres y dobles sueldos quiero que denuncie, que lleve a los jueces a los periodistas que han sacado a la luz la famosa lista, ahora quiero que sea la justicia la que diga quién es el mentiroso. Ya no me valen sus discursos, Sr. Rajoy.
Monos
Sobre la selección de relatos
Queremos agradecer el entusiasmo y cariño que han mostrado todos los participantes en esta iniciativa, así como el interés de los numerosos visitantes del blog.
En estos momentos continuamos en la fase de selección de relatos para el libro. A fecha de hoy, algunos ya están escogidos y se han enviado a ilustrar, pero otros siguen pendientes. Como no nos parece apropiado comunicar la decisión por entregas, os rogamos paciencia.
Nuestro propósito es elaborar una buena antología sobre la crisis, con diversidad de propuestas, tonos y estilos. Y esto requiere tiempo. Publicaremos la lista definitiva de relatos incluidos en el libro a finales de febrero.
Muchas gracias a todos.
Corresponsal
Lleva tiempo circulando por internet y merece ser recogido aquí:
Microrrelatos anti desahucios
Nuevas bolsas de trabajo
de Luis Morales (luigidante.blogspot.com.es)
Atendiendo a la normativa europea vigente, así como a las recomendaciones del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y de algunos hipermercados, el Instituto Nacional de Empleo (INEM) ha decidido acometer una profunda reconversión en su sistema organizativo. Según fuentes más que secretas no hay marcha atrás. A partir del próximo año las bolsas de trabajo dejarán de ser de plástico.
En aras de un mundo más sostenible resultaba extraño, contraproducente e incluso insano mantener operativas estas bolsas, que tardan unos cuatrocientos años en descomponerse y de las cuales sólo se recicla el diez por ciento.
A este respecto la ilustre institución conmina a los parados a irse acostumbrando y propone alternativas como bolsas de papel al estilo de las que sirven para esconder el alcohol en los EEUU o, llegado el caso, de cartón, material barato y maleable que además puede y debe ser reutilizado por los parados para la confección de su propia y más que digna vestimenta, reforzada contra las inclemencias climatológicas del invierno que, con toda probabilidad, habrán de sufrirse a pie inquieto durante la proverbial búsqueda de trabajo CV en mano.
Sólo unos pocos tendrán la suerte de abandonar la fila ante la oficina de empleo a lo largo del presente ejercicio. Sin embargo, cientos de ETT, ONG, CSI, CIA, ONU y CGPJ aconsejan no tirar la toalla ni la caja de cartón de la nevera, y coinciden al afirmar que todos deberíamos afrontar los fracasos como el paso previo a los futuros triunfos.
Felicitación (II)
Düsseldorf, 24 de enero de 2013
Querido Rafael:
En Düsseldorf las cosas transcurren mejor de lo que imaginaba. No considero la hora y media que tardo en llegar al trabajo como una molestia insufrible; nunca sobrepaso ese tiempo (los autobuses son sorprendentemente puntuales). Tampoco es incómoda la vuelta a casa; dura lo mismo, pero con la ilusión por ordenar mi cuarto, escribir a mi madre, a nuestro amigo Elías, a ti, a Carolina, y si el cansancio me desvela, veo un rato Big Brother en la pequeña tele que cuelga de la pared en el saloncito compartido. Hay un canal español pero, al elegir, ganan siempre por mayoría mis compañeros de piso; los cuatro son griegos.
Ayer, mi jefe, el señor Egbert Fothen, me sorprendió hasta emocionarme. Por la tarde, antes de que comenzaran las cenas para los clientes del hotel, nos citó a los trabajadores en el comedor. Aunque cabíamos todos, prefirió dividirnos en dos grupos. Primero entró el de los alemanes. Entre silencio y silencio oíamos risas. Sin duda, lo que el señor Fothen les comunicaba debía ser agradable. Después nos llamaron a los demás: algunos albaneses, varios turcos, tres portugueses y yo. Al entrar se dirigió a mí sonriendo y, dándome unos golpecitos en la espalda, me dijo: “Spanien mucho korruption, ¿ja?”. La verdad es que sentirte reconocido, sobre todo cuando estás en un país extranjero, te alivia la soledad.
Abarcado por la pesadumbre, el señor Egbert Fothen nos enumeró las dificultades de la empresa (menor afluencia de clientes, obras necesarias para modernizar la recepción y los ascensores, promoción publicitaria del hotel en la zona asiática…). El caso es que era preciso –asegurándonos previamente que de momento no nos bajaría el sueldo– racionalizar algunos gastos. En adelante, los albaneses, turcos, portugueses y yo, deberíamos pagar una pequeña cuota a la lavandería y sección de plancha por mantener pulcros nuestros uniformes de trabajo, los desayunos del amanecer ya no serían gratuitos y debíamos emplear al menos una hora diaria, en nuestros domicilios, para redactar un informe semanal sobre las posibles mejoras que cada uno desde su puesto sugiera a la dirección.
El señor Fothen, visiblemente enternecido, nos reveló que todos, empresa y trabajadores, formábamos una gran familia (eso dijo, “una gran familia”) y que más adelante, cuando todo fuese mejor, obtendríamos nuestra recompensa. Querido Rafael, si un desconocido me incluye en su familia, así, por tan poco a cambio, comprenderás que me sienta agasajado.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. Le relaté lo mismo, con palabras parecidas, a nuestro común amigo Elías. No me contestó con otra carta, como yo esperaba, sino con un sucinto telegrama donde me insulta: “Eres un panoli y un ingenuo. Despierta de una puta vez, huevón”. Desde que se unió a los del 15M, Elías está hecho un radical, pero disculpo su enfado campechano. Por favor, tú que argumentas con tanta persuasión, trata de que recupere la cordura.
Un abrazo
Viejas maneras
La limitación del pago en efectivo a 2500 euros entre empresas y profesionales entró en vigor a finales del 2012. Hace falta pasta, y la van a buscar en cualquier parte excepto en sus propios bolsillos.
Me ha llamado la atención que la Agencia Tributaria haya habilitado en su web una pestaña de denuncia para aquellos que, habiendo sido parte en el fraude, quieran denunciarlo antes de los tres meses y, como en las películas de policías, queden exonerados de la multa. Me puedo imaginar a quien estafaba a Hacienda, cogido de la mano de su socio, denunciando ahora al cómplice por hacer negocios con la competencia, irse con la secretaria o ser más guapo.
Me parece muy propia de este gobierno la cultura de la puñalada, el chivatazo y la venganza.
¿Habilitarán también una pestaña para denunciar a empresarios esclavistas, políticos corruptos o banqueros mentirosos?
La poda
de Javier Ximens (http://ximens-montesdetoledo.blogspot.com.es/)
Tumbado en la camilla del podólogo.
—Han sido muchos años subiendo y bajando ladrillos, no es de extrañar que las uñas, como la vida, me hayan lacerado el cuerpo. Claro que ahora ya tengo tiempo para cuidarme. He cumplido los 55 años. Me han echado de la empresa para que pueda «desarrollar la última etapa de mi carrera profesional en nuevas oportunidades de negocios», me dijo el jefe. El psicólogo me ha animado a realizar «todo aquello que deseé y no tuve tiempo para hacer». Me alegro de que hayan retrasado la edad de jubilación, así podré estudiar arquitectura, encontrar trabajo, ganar dinero, construirme una casa con cuatro viviendas, la planta baja para mi mujer y para mí (pensando ya en la vejez), el resto para cada uno de mis hijos. ¿Sabe?, ahora vivimos todos, con los yernos, nueras y nietos en el piso que heredamos de mis suegros…
—Por favor, ponga los pies sobre la tierra…, perdón, quiero decir en el suelo —dijo el anciano doctor en prácticas.
Imbéciles
Una reflexión en elmundo.es realizada por Pedro Simón. No os la perdáis.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/asimplevista/2013/01/22/imbeciles.html