Entre los fenómenos relativamente recientes surgidos en la red, muchos youtubers dejan perplejas tanto a la personas más comprensivas como a quienes tienen menos fe en el futuro de la humanidad. Cuesta entender cómo comentar el videojuego de turno mientras se echan una partida, o mofarse de todo sin ningún criterio, engorda las cuentas corrientes de estos personajes y los convierte en ídolos infantiles.

No hace tanto, de niños queríamos ser astronautas, bomberos, futbolistas, médicos. En generaciones posteriores se produjo un cambio significativo gracias a la telebasura y la aspiración adolescente se simplificó al máximo: mamá, quiero ser famoso. De medio pelo, claro.

Actualmente, el objetivo principal persiste (fama y dinero rápido) y muchos nativos digitales, para los que la televisión está obsoleta, sueñan con ser youtubers al más puro estilo chabacano de unos cuantos bandarras que marcan a diario los trending topicazos.

Booktubers

Sin embargo, entre tanto paquete sin contenido, la red también genera fenómenos más esperanzadores. Entre ellos, los booktubers, jóvenes que comparten su pasión por la lectura en Youtube. Son habituales de los libros impresos y no dudan en usar el canal para interactuar con sus seguidores.

Los booktubers realizan críticas literarias, inventan juegos en torno al libro y difunden fobias y filias relacionadas con sus hábitos lectores. Aunque tocan todo tipo de géneros, sus preferencias suelen girar en torno a la literatura fantástica, sin renegar de los clásicos, que también cuentan con algún espacio en sus canales. Hablamos de aficionados que utilizan sus propios barbarismos: wrap up, resumen de sus lecturas mensuales, book hauls, mostrar las últimas novelas adquiridas, o unboxing, desempaquetar sus nuevos libros en una grabación.

La mayoría también tropiezan en los principales males de la red (exceso de ego, la impudicia del todo-con-tal-de-atraer), pero el nutrido número de seguidores que visualizan y comparten sus contenidos hacen que algunos booktubers hayan despertado el interés de las editoriales. Los grandes grupos ven en ellos una vía de acceso a un tipo de lector que no se informa a través de canales tradicionales.

Aunque se trata de un fenómeno emergente en nuestro país, algunos booktubers ya se han convertido en auténticos prescriptores literarios para el público juvenil. Uno de los más veteranos es Javier Ruescas, que inició su trayectoria en Youtube en 2012 y cuenta con unos 200.000 suscriptores. Se esté de acuerdo o no con la calidad de las recomendaciones, booktubers como Ruescas están contribuyendo a la difusión de la lectura y, con los años, cabe esperar una ampliación y mejora de sus propuestas.