Esta semana recomiendo leer Homo Faber, de Max Frisch, porque nos lanzará a vivir una potente historia, por la calidad de unas digresiones que nos harán revisar ideas preconcebidas y por el hallazgo que supondrá para muchos este escritor suizo.

Juego llaves

Walter Faber es un ingeniero que trabaja para la UNESCO, pero ante todo es un hombre de la era de la tecnología: piensa que las cosas sólo tienen el valor de su utilidad, que tenemos la capacidad de controlar nuestro entorno y que, por tanto, el destino está en nuestras propias manos.

Sin embargo, primero con un amigo en Guatemala, después con un joven amor que conocerá en la travesía de regreso a Europa y por último en Grecia, una serie de accidentes y casualidades harán que el protagonista se vea obligado a revisar su visión del mundo.

Recomendado el 26/5/2016 en Onda Cero, en el programa de Mercedes Lara, Málaga en la Onda.

Homo Faber

Max Frisch
1957
250 páginas

Homo Faber - Max Frisch

Hay una versión cinematográfica de Homo Faber (El viajero, 1991) protagonizada por Sam Shepard y Julie Delpie

 

Marcel seguía cantando Il etait un petit navire o volvía a charlar media noche sin parar: de Cortés y Moctezuma (eso todavía se podía soportar porque era un hecho histórico) y de la decadencia de la raza blanca (hacía demasiado calor y demasiada humedad para protestar), del catastrófico triunfo aparente del técnico occidental (¡Cortés un técnico, simplemente porque tenía pólvora!), del alma india y de mil cosas más, auténticas charlas sobre el indiscutible retorno de los viejos dioses (después del lanzamiento de la bomba H) y acerca de la extinción de la muerte (¡palabra!) gracias a la penicilina, acerca del retroceso del alma en todos los territorios civilizados de la tierra, del alma del maquis, etc. Herbert despertó al oír la palabra maquis, que comprendió, y preguntó: ¿Qué dice? Y le contesté: Palabrería de artista, y le dejamos con su teoría sobre América, que, según él, no tenía porvenir, The American Way of Life: un intento de cosmetizar la vida, pero la vida no se dejaba cosmetizar…
Yo intenté dormir.
No exploté hasta que Marcel expuso su opinión acerca de mi actividad, o sea acerca de la Unesco: el técnico como última edición del misionero blanco, la industrialización como último evangelio de una raza en vías de extinción, el estándar de vida como sucedáneo del sentido de la vida…

 

Encontrarás algunos apuntes interesantes sobre este autor en:

Artículo de El país sobre Frisch