Claustrofobia

–¡Este pueblo se me ha quedado pequeño! -exclamó ella antes de encerrarse en su cuarto.

Carolina Serrano-Correa, Málaga.

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El príncipe azul

Él la besó en los labios. Ella entreabrió los ojos, se dio media vuelta y siguió durmiendo.

Luisa Heredia Márquez, Sevilla.

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Vocación

El día de la pedida de mano ella estrenó un vestido largo, negro y ajustado. Su suegro pronunció: “Nos halaga mucho pedirles la mano de su preciosa hija”, y le entregó una caja sin envoltura.
–Es un zafiro con puntitas de diamantes -aclaró la suegra.
Los canapés de salmón fueron los primeros en acabarse y todos comentaron lo rica que estaba la ternera. La madre agradeció los cumplidos y dijo que sería por la salsa de roquefort. Tras la cena, el novio se marchó con sus padres.
Ella entró al baño y se sacó el anillo con jabón. Frente al espejo, mientras se desabrochaba la gargantilla, miró el anillo sobre el lavabo y pensó que, al llegar el verano, no le entraría.

Alba Gutiérrez España, Madrid.

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Instantánea de una pareja feliz

Justo después de correrse, él sintió que eran dos completos desconocidos. Ella no paraba de repetir lo contenta que estaba con su vestido de bodas.

Antonio González Toscano, Málaga.

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Mezclando almas

Hoy he tenido un sueño extraño. Contemplaba cómo mi madre biológica, de la que apenas sé nada, perdía la vida en un accidente de coche. Creo que le acompañaba un niño.
Me pregunto cómo debe ser el hecho de ver a tu madre morir.

María Calvo González, Málaga.

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Amor de microrrelato

Su amor fue intenso, de pocas palabras y con final omitido.

María Villodres, Oviedo.

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Acantilado

-¡A mí no me cambia ni Dios! -dijo precipitándose al vacío.

Luis Pérez Jabalón, Córdoba.