Muchos alumnos de nuestros talleres de escritura aseguran que escriben “para ellos mismos”. ¿Por qué comenzó usted a hacerlo? ¿Cómo consiguió publicar su primera obra?

Empecé a escribir de niña porque era una buena manera de evadirme, de escapar y de ser más feliz, y siempre iba detrás de alguien para que leyese lo que había escrito, así que no escribía sólo para mí. En el fondo era una manera de comprobar si estaba en sintonía con los demás. Y más o menos así sigue siendo. Siempre tengo la esperanza de que alguien conecte con mis obsesiones. Y creo que conseguí publicar mi primera novela porque no tenía prisa y porque me juré, pasara lo que pasara, que jamás sería una resentida amargada y que jamás volcaría mi veneno sobre ningún escritor que sí hubiese conseguido publicar. Me sentí escritora desde el primer momento y ninguna otra cosa secundaria del mundillo de la literatura.

Su última novela, Lo que esconde tu nombre, nos sensibiliza sobre la impunidad de muchos criminales nazis que viven tranquilamente en España. ¿Se trata de una obra de denuncia? Cuánto hay de realidad y qué parte de ficción contiene.

Es una obra de ficción sin moralina, ni mensaje, pero sí con una dimensión moral. La historia de la novela es inventada, pero no la realidad sobre la que se sustenta. Muchos de los personajes nazis están basados en personajes reales vinculados a levante. De todos modos, no es una novela sobre nazis, sino una novela donde hay unos nazis que nos conciernen muy particularmente a los españoles. Estos viejos nazis en pantalón corto de Lo que esconde tu nombre son el reflejo de una parte de la sociedad que haga lo que haga siempre se las arregla para librarse de pagar y de que ajustemos cuentas con ella.

¿Cuáles fueron sus fuentes de información y qué documentación consultó para escribirla?

La mejor fuente de información fui yo misma. A principio de los 80 viví en una localidad de Alicante donde había nazis que vivían públicamente y que tenían negocios. Me sorprendió tanto el cruzarme con alguno por la calle que empecé a tirar del hilo sobre los nazis que habían pasado por allí tras la II Guerra Mundial. A partir de ahí este asunto ya tenía que ver conmigo y empecé a leer y a reunir información.

¿Cuál es la principal dificultad a vencer en una obra como ésta?

Como en cualquier otra novela hay que encontrar el tono y las palabras justas. El hecho de que la historia la cuenten dos voces para mí era mucho más atractivo, pero fue difícil hacerlo fácil para el lector.

En una ocasión dijo que se podría rastrear su biografía a través de lo que va escribiendo. ¿Cuánto hay de usted en Lo que esconde tu nombre? ¿Cómo vence el pudor a sentirse expuesta?

Me veo reflejada en Sandra cuando de joven me encontré con una realidad con la que nunca había pensado que me fuese a tropezar y mucho menos en la playa. Y en Julián hay muchas cosas de mi padre. Es una novela que habla sobre la edad y la amistad y el amor desde edades muy diferentes. Ya puedo hablar de esas cosas.

Su novela está siendo traducida a otros idiomas. ¿Qué la hace universal?

Creo que el interés lo despierta el que encierra emociones como el miedo, la duda, la sospecha y la necesidad de confiar en alguien.