El encuentro con Antonio Almansa, fundador de los Talleres de Escritura Paréntesis, tuvo lugar en la Escuela de las Artes de Málaga. Estos son algunos fragmentos de la entrevista:

Sobre los Talleres de Escritura

“Un Taller debe encargarse de encauzar la espontaneidad del alumno, de aportarle pautas para afinar lo escrito y que su texto sea más preciso para comunicarlo mejor al lector. Al profesor le corresponderá transmitir con claridad los conceptos generales, motivar al grupo e impulsar las particularidades de cada integrante; por su parte, el alumno deberá tener entusiasmo por el trabajo: en un Taller no se reparten milagros. Si un alumno quiere fórmulas mágicas, es mejor que no asista: puede disfrazar su desinterés en la barra de cualquier bar argumentando, con aires de intelectual experimentado, que los Talleres de Escritura no sirven para nada.”

“Lo más importante, al menos para mí en Paréntesis, es la lectura. Ahora bien, no una lectura que simplemente pasee la mirada por el texto sino una lectura que se cuestione el propio texto, como advierten Saussure, Barthes y otros. Por otra parte, ¿desde dónde se lee?, porque los ojos no leen, quien lee es nuestro cerebro, y el cerebro está impregnado, a su vez, de nuestra cultura; por tanto, leemos desde la ideología (entendiendo por ideología el conjunto de ideas previas, de prejuicios respecto a la realidad que nos impone nuestra cultura).”

Un tallerista se queja: ‘No tengo tiempo’, ‘el profesor no me comprende’, ‘no tengo demasiada imaginación’. Habría que preguntarle: ¿En su casa tiene comida, luz y agua? ¿Dispone de novelas, geografías, diccionarios? ¿Le han diagnosticado una enfermedad grave? Parece que alguna ofuscación le obliga a darnos a entender que es una persona sin recursos. Quizá lo que debiera es animarse a trabajar, a gestionar mejor la abundancia en la que vive”.

“En un Taller, el alumno debe tratar de recuperar el contenido de lo olvidado. Creo que para la escritura lo olvidado es tan importante como lo que se recuerda. La memoria es accesible en cualquier momento. En el olvido están los días, meses e incluso años de los que no recordamos casi nada, el rostro desdibujado de aquella mujer a la que amamos, olores que no podemos recuperar, sueños que tuvimos. Todo eso me inquieta; comprenderá usted que esté más seducido por el olvido que por la memoria. Esto lo aprendí de Lobo Antunes.”

“También se puede escribir al margen de un Taller, no es imprescindible asistir. Sin embargo, el Taller es un espacio donde compartir inquietudes, conocer la práctica de corregir los propios textos y de los compañeros, cambiar o consolidar opiniones. Las ideas individuales pueden ser vanidosas y no debemos caer en la esclavitud de servir a un solo pensamiento, aunque sea el nuestro.” “Cioran apuntaba que la palabra más imprecisa que conocía era ‘yo’.”

Sobre la escritura

“La verdadera escritura aparece después de corregir; de corregir hasta el límite, de quitar adjetivos inútiles, frases hechas. La escritura cobra interés e intensidad con la goma, no con el lápiz.” “Antunes dice que un cuento no está terminado porque ya tenga 3 ó 15 páginas, sino porque ya no hay forma de inmiscuirse en él.”

“No estoy en contra de ningún género, pero me gusta la distancia corta del cuento y la poesía (que son de una brevedad engañosa). Para explicar algo en un ensayo pueden necesitarse 300 páginas. En ocasiones, el poeta desvela lo mismo en una sola.”

“Hay una actividad de moda entre escritores piratas, perpetrada en la nocturnidad de sus habitaciones, que consiste en rebuscar por los rincones de Internet frases o versos de otros escritores —a ser posible, remotos y desconocidos— para ‘cortar y pegar’ en sus propios textos. Supongo que esos tramposos vivirán en permanente angustia ante el temor de ser descubiertos por los periódicos en los que colaboran o por sus editores. Trabajar y confiar en sí mismos mejoraría su salud y su futuro prestigio.”

Sobre escritura y política

“Escribir, a mi entender, también es un acto político. El aspirante a escritor debe usar la palabra, no callarse. El silencio no es la prudencia y tampoco es neutral: la neutralidad no existe, es un concepto virtual que utiliza el poder. Si no nos pronunciamos, será el Estado quien ponga las palabras y definiciones a nuestro pasado, a nuestro futuro, a nuestros sentimientos. Aquellos que, deseándolo, no escriben, deben saber que esa es una forma de entreguismo, de renuncia a diseñar su propio destino.”

“Si lo moderno es pensar en el aquí y ahora, en que la vida son dos días, etc. ¿Quién se encarga de confeccionar el porvenir? Porque hay empresas que sí se preocupan de inventar la moda que nos deberá gustar el verano que viene, editoriales que sólo aceptarán la literatura que se ajuste a las previsiones de su marketing o legisladores que ya están ideando leyes para penalizar la avalancha de usuarios de hipotecas impagadas que se avecinan.”

“A veces, un buen Taller de Escritura levanta envidias. Ahora, sin ir más lejos, Paréntesis pone en circulación un periódico gratuito. 10.000 ejemplares que, posiblemente, en el próximo número sean 20.000. Y si me permite quiero avisar, a todos los que ponen su ardor y constancia para que este periódico esté en la calle, que habrá francotiradores resentidos dispuestos a denostarlo, así como también instituciones cuyo único interés consistirá en saber ‘de qué lado’ está el periódico cuando, en verdad, su pretensión sólo sea la de difundir y servir de soporte para todos los que comienzan a escribir.”

Sobre la vida y la escritura

“Me ocurre igual que a cualquier alumno del Taller. Cuando quiero escribir sobre el amor puedo hacerlo estando enamorado, entonces es posible que se me ocurran frasecitas bonitas sobre las olas del mar o el movimiento de los girasoles. Ahora bien, cuando pretendo saber cosas sobre el amor, de sus desarrollos, no debo estar enamorado; quiero decir que para saber del amor hace falta cierta distancia, ¿no le parece?”

“La mayoría prefiere sufrir en vez de trabajar; sufrir por no parecerse a Rimbaud, a Hemingway o a Kafka. Hace años lo entendí en mi propio psicoanálisis, con la profesora María Chávez: yo también sufría porque mis versitos de mierda no se parecían a los de César Vallejo.”

“¿Dice usted que cuál es la pregunta que más temo? A mí, las preguntas siempre me han venido bien, tanto las que me formulan como las que yo mismo me hago. En el supuesto de que algo sepa, de que cuente con media respuesta, es porque previamente hubo una pregunta.” “Si tengo algún temor es a la decrepitud, no a la vejez. En la decrepitud se caen los dientes, se ablandan los músculos, se desorienta uno en el supermercado…” “De existir, los dioses son muy crueles; la invención del castigo de la decrepitud es una canallada.”

“Cada mañana curioseo en lo que veo u oigo, y si no encuentro nada por mí mismo recurro a algún poeta; eso me tensa el día.” “Intento escapar de la repetición, que es una manera anodina de morirse.” “Como indicaba Borges a un asistente en alguna de sus conferencias: ‘Tiene usted todo el pasado por delante’. Así que, como usted y yo no vamos ahora a discutir sobre la lucidez de Borges, mi optimismo me anima a pensar que todavía puedo escribir libros, hacer algunas esculturas, conocer a 20 mujeres e, incluso, recuperarme de 15 desengaños. De manera que se lo puedo asegurar: al menos este mes no voy a morirme.”