EL JUEGO EN QUE ANDAMOS

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy
enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

LA LLAVE DEL GAS

La mujer del poeta está
condenada a leer o a escuchar los
versos del poeta que humean
recién sacados del alma. Y más:
la mujer del poeta
está condenada al poeta, a ése
que nunca sabe dónde
está la llave del gas y finge
que pregunta para saber
cuando sólo le importa preguntar
lo que no tiene respuesta.

IGNORANCIAS

Lo que mi infancia no sabe
yo tampoco lo sé. Las calles
de mi ciudad parecen
un signo de interrogación sobre
mi corazón mudo. La taza
de leche, la vaca en el fulgor
del barro, el padre
que existe, los rezongos y
crepúsculos tristes donde me
sentaba como anticipaciones.
La rueda del tiempo regresa
sin volver. El humo
pasado arde aquí. Un viento vago
enfría mi cuna.