Jesús Paz nació en Madrid en marzo de 1940. Es diplomado en Periodismo y técnico en Publicidad. Ha trabajado como responsable de innovación y desarrollo para editoriales (Sarpe) y diversas publicaciones (Telva, Nuevo Diario, Actualidad Económica). Como experto en comunicación ha impartido cursos en la Universidad de Málaga, entre otros sitios.

¿Qué distingue a la escritura de otras formas de comunicación?

La escritura es un proceso lineal, detrás de cada carácter viene otro. Hasta construir la frase, el párrafo, la página. Debemos contar con esa progresión al escribir: se trata de una estructura planificada; por tanto, requiere más implicación y esfuerzo. También por parte del lector, que debe complementar constantemente lo que dice el texto, al recrearlo en su imaginación. Es lo que se denomina un medio frío.

¿Cuál sería entonces un medio cálido?

La televisión. Cuando era en blanco y negro nos obligaba a participar más, pero desde el cambio a color no exige ningún esfuerzo, nos lo da todo hecho. Su influencia, además, está siendo determinante, ha modificado la forma de relacionarnos. Sin adentrarnos en los contenidos, preguntémonos por ejemplo quién tiene el mando a distancia en casa.
Ahora lo tienen los chavales de 15 años. Ellos son los que mandan.
Todo avance tecnológico tiene una influencia en la cultura. La imprenta, la televisión, los ordenadores. Hoy prácticamente no se envían cartas. La inmediatez de los medios electrónicos ha impuesto una precariedad en la escritura que influye en la forma de pensar. La predisposición es diferente cuando tomamos papel y pluma, ¿no cree?
La pobreza de léxico es terrorífica, y todo la señala como futuro inmediato. Existe una clasificación social a través del lenguaje. Hoy día, sin embargo, las personas en lugar de querer ser o parecer más, tienden a camuflarse en la masa. La diferencia o la lucidez ya no son motivo de admiración.

¿Qué hemos hecho con el tiempo ganado gracias a la tecnología?

No hemos hecho nada. Hace años trabajaba todo el día, participaba activamente en el cuidado de mis hijos y todavía tenía tiempo para leer dos periódicos. Ahora no llego a leer uno entero.
La humanidad dedica muchos esfuerzos a la lucha contra el dolor. Sin embargo, la gente no es más feliz que antes; está más crispada. Nuestro ritmo de vida es más acelerado, pero menos productivo. Además, tenemos una concepción mercantilista de todas las cosas. Si alguien dice que estudia Filosofía, respondemos: “¿y eso para qué sirve?” Creemos perder el tiempo si no podemos medirlo en función de un beneficio económico.

Si cada vez hay más y mejores medios para comunicarnos, ¿por qué se escribe tanto sobre la incomunicación?

Estamos rodeados de ruido y este se interpreta como una aparente comunicación, cuando en realidad lo que hace es impermeabilizarla, conduciéndonos a la insensibilidad y desconfianza general.
Cuando hablamos de incomunicación, también nos referimos a la no participación en el proceso. No es lo mismo ver que mirar, oír que escuchar. Me refiero a que se trata de un acto voluntario. Como ante cualquier problema, para afrontarlo se precisan las dos “ces”: conocimiento y coherencia. Primero debemos ser conscientes de la situación y después actuar en consecuencia.
Ahora bien, desde otro punto de vista, nunca dejamos de comunicarnos. Lo hacemos involuntariamente, a través de gestos, movimientos, silencios. Y el interlocutor los percibe e interpreta de forma inconsciente también. En un encuentro entre personas, sólo el 7% de la comunicación es verbal.

¿Es posible transmitir por escrito la riqueza de ese lenguaje no verbal?

Sí, aunque exige mucho al escritor. Tal vez los mejores fragmentos se encuentren en la literatura erótica, pero podemos encontrar magníficas descripciones de gestos en otros géneros. En el capítulo X de la segunda parte de El Quijote, por ejemplo, este pide a Sancho que vaya a hablar con Dulcinea y le encarga memorizar cada reacción de ella, por pequeña que sea, para poder interpretar sus sentimientos hacia él. A continuación, enumera los gestos concretos en los que debe fijarse.

Si nuestra gestualidad nos delata, ¿por qué tiene éxito la mentira?

Al tratarse de una expresión del inconsciente, el lenguaje no verbal es muy difícil de fingir pero, para vivir en sociedad, la mentira es tan fundamental como el Derecho Romano. Se trata de una herramienta de convivencia necesaria.
En cualquier caso, no creo que exista la verdad, ni siquiera la de cada uno, porque eso significaría pasar por alto el autoengaño.
No hace mucho se editó un libro de inventos atribuidos a Leonardo da Vinci. En él se ilustraba una serie de máquinas para cocinar, entre ellas una batidora accionada por caballos mediante un aparatoso sistema de poleas. En círculos cultos se hablaba de este hallazgo como algo histórico y, a los pocos meses, ya había estudios que citaban esta fuente. No sabían que todo era una broma, pura invención. La mistificación es un atractivo ejercicio literario.

Videojuegos, chat: ¿cómo afectan estas vidas virtuales a la comunicación?

Tiene que ver con la concepción que se tiene del mundo. Como sólo vive un día, para una mariposa que nace en un día lluvioso, la vida es lluvia. En general, los juegos de ordenador, aunque sean comunitarios, equivalen a menos movimientos sociales y más entretenimiento.
Favorecen la atomización de las personas, que quedan más fácilmente neutralizadas por el sistema.

¿Qué puede aportar la tecnología a la Literatura?

Las nuevas publicaciones tienen una vida muy corta, desaparecen pronto víctimas de las leyes del mercado, al igual que muchos clásicos. Las bibliotecas virtuales podrán contener todos los libros, sin los costes de impresión y almacenamiento que los llevan a la descatalogación, y se convertirán en lugares de referencia para el lector.

¿En qué o en quién confía usted?

Los cristianos acuden a la Biblia. Yo, a Baroja.