Cincuenta años de casados

(Finalista I Concurso de Microrrelatos Caja de Ávila)

Mi esposa y yo tuvimos un dilema para celebrar nuestras bodas de oro. Ella quería viajar a Venecia, y yo a Atenas. Tras una larga discusión, llegamos a un punto intermedio: Viajamos a Venecia.

Ángel Domínguez, Málaga.

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De madrugada

El niño quería meterse en mi cama porque había un monstruo en su cuarto. Eso no. Estuve revisando los armarios con él y, cuando lo volví a acostar, me asomé bajo su cama y dije con tono amenazante:
—Mañana tenemos que madrugar. No me conoces cuando no duermo mis horas. Vamos a tener la fiesta en paz.
—Compréndeme tú a mí —respondió el monstruo.

Bernardino Contreras, Málaga.[hr /]

Robinsón de los mares

Ante la inminente llegada del tsunami, desembarcó en la isla para advertir a los caníbales.
Le creyeron y, a salvo en la montaña, lo devoraron.

Lucía Pérez Abad, Salamanca.[hr /]

Libro con dibujos

La noche que asaltamos el colegio abandonado nos unió como a una panda de delincuentes. Conservo desde entonces un libro de cuentos, una antología de los hermanos Grimm.
Entre las páginas 22 y 23, es decir, entre una ardilla naranja comiendo bellotas y un paisaje de montaña, encontré la foto en blanco y negro de una adolescente. Tenía un lunar pintado en la comisura de los labios, braguitas de crochet y zapatos de pulsera con tacón.
En el reverso de la foto estaba escrito: “Mamá, ésta me la hizo el tito Eduardo, pero me dijo que no te la enseñara. Lolita”.

Mª Teresa López Carrillo, Málaga.[hr /]

A oscuras

Todas las tardes, cuando regreso del trabajo, preparo varios zumos, asalto la bombonera, vuelvo a mi bolso y saco el cigarrillo de plástico que compro en la farmacia.
A la hora de acostarme repaso el día; ¡uno más sin fumar!
A media noche me levanto casi dormida, y me fumo un cigarrillo a oscuras.

María López Venturi, Barcelona.[hr /]

Una lectura perfecta

Abrió el libro por la última hoja y empezó a leerlo. Revisó cada página, recorriéndola de abajo arriba y de derecha a izquierda, hilando cada palabra entre susurros. Cuando llegó a la primera hoja suspiró aliviado. Después de tantos años, por fin lo había comenzado.

Isabel Salas Romero, Málaga.