Escribo sobre el amor y la muerte. ¿Acaso hay otros temas?
Arthur Schnitzler

El 8 de mayo de 1906, el doctor Sigmund Freud escribió una carta al escritor Arthur Schnitzler. En ella confesaba: “…me he estado dando cuenta de la gran afinidad entre sus ideas y las mías en numerosos problemas psicológicos”. Y también: “Frecuentemente me he preguntado con sorpresa cómo había arribado usted a estos conocimientos íntimos y secretos que yo había obtenido después de una extensa investigación”. Años más tarde, en 1922, Freud insiste en otra carta:

“…siempre que me dejo cautivar por sus bellas creaciones paréceme encontrar, bajo su superficie poética, las mismas suposiciones, intereses y conclusiones anticipados que reconozco míos. Su determinismo y escepticismo –que la gente entiende como pesimismo–, su preocupación por las verdades del subconsciente y los impulsos instintivos del hombre, su estudio de las convenciones culturales de nuestra sociedad, su obsesión en los pensamientos sobre la polaridad del amor y la muerte, todo eso me sorprende con una inquietante familiaridad…”

Poco que sumar, por mi parte, a estos criterios. La novela reseñada, Huida a las tinieblas, es el principio de una sugerencia más amplia: la totalidad de la obra de Schnitzler es recomendable, quizá imprescindible. Desde Huida…, donde describe con precisión la caída de un hombre que enloquece, hasta La señorita Else, uno de los mejores retratos literarios y psicológicos de una joven snob. Desde El regreso de Casanova, donde Giacomo, cansado ya de aventuras eróticas, quiere regresar a Venecia, su patria, pero, durante el camino…, hasta su desasosegante El relato soñado, historia de un matrimonio que vivirá experiencias de extraña y fascinadora intensidad y que fue inspiración para Stanley Kubrick en su última película, la polémica Eyes wide shut.
Leí estas novelas en las primorosas ediciones que hizo la desaparecida editorial Sirmio. Hoy, los títulos mencionados y otros más del autor, están siendo editados por El Acantilado y Losada.