Aunque la primavera esté aquí y haya brotes verdes por todas partes, los políticos y empresarios siguen sin encontrar ideas más allá de los impagos y recortes. Parece que esta vieja Europa alojada en el desencanto y la queja, cada vez más conservadora, se ha quedado sin imaginación.
Incluso el mundo del arte, sector creativo por antonomasia, anda asmático desde que el ventolín de las subvenciones culturales ha perdido gas.
La inversión en publicidad, que tradicionalmente ha sostenido publicaciones e iniciativas culturales (aunque siempre en menor número que deportivas), ha disminuido de forma drástica; los cerebros pochos del marketing han elegido el peor momento para dejar a un lado la difusión; cuando menos conveniente es desaparecer, ese es el camino que la mayoría elige, volviendo a depositar su confianza en un irrisorio boca a boca.
En Paréntesis nos gusta contar historias, buscar ideas y comunicarlas, pero como andar por la calle susurrándolas de oreja en oreja nos parece pobre y cansino, ponemos los medios para llegar al mayor número de personas posibles. Esto de la crisis no nos va a disuadir de seguir narrando. Todo lo contrario, hace falta estar en crisis para poder escribir (desde la calma de las certezas, la ocurrencia consiste en preguntarse si es conveniente cambiar el sofá por un sillón orejero), como es necesario tener fe en las propias posibilidades y no dejar de pensar e imaginar. Tenemos ideas de sobra y queremos compartirlas. ¿Siente usted los brotes?