Yo quisiera envolverte y protegerte
de las miradas de todos los demás
como adentro de un capullo secreto
en el que tú pudieras
seguir creciendo y palpitando
tu ingenuo corazón
pequeño y niño
seguiría latiendo
setenta veces por minuto
y mi mano sería para él
pantalla escudo estuche
yo quisiera guardarte en un calor seguro
quisiera acariciarte y devorarte
sentirte descender en la tiniebla visceral
y percibir tu movimiento rítmico
adentro de mi estómago oculto
ya despedazado por mis dientes
de un amor de la índole del fuego
a nada semejante
transformado en la esencia de ti
y ya sin forma
pura sustancia concentrada y libre
de todo posible movimiento autónomo
que la esencia lo es muy simplemente
en el tiempo sin tiempo
no se mueve no trata de cambiar
dentro de mí cuidada y protegida
incluso de ti mismo
tú me comprendes, ¿cierto?
incluso de tu falta de amor
de tu insensata pretensión
de encontrar el placer en otra parte
quién sabe dónde, luego,
¡habrase visto!