Hemos hablado en anteriores artículos del Nuevo Periodismo, un movimiento que, en la década de los 60, revolucionó la prensa y que, como cualquier nueva tendencia, experimentó diversas evoluciones, entre ellas el Periodismo Gonzo. Este subgénero del Nuevo Periodismo parte de un posicionamiento ante la noticia aún más directo, donde el periodista es uno de los personajes principales de la historia y, por lo tanto, ¡puede influir en ella!
Odio abogar por drogas, alcohol, violencia o locura, pero a mí me funcionaron.
Si Tom Wolfe es considerado el padre del Nuevo Periodismo, el estilo narrativo de Hunter S. Thompson abandera el Periodismo Gonzo, cuya práctica le granjeó más de una costilla rota. El libro El último dinosaurio, una recopilación de las mejores entrevistas que el escritor y periodista estadounidense ofreció a lo largo de su vida a revistas como Playboy o Rolling Stone, recoge en el prólogo algunos de sus consejos.
El Periodismo Gonzo de Hunter S. Thompson
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Nada es off the record. La actitud es: martillo y tenazas, y que Dios se apiade del que se ponga en tu camino.
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Algunas cosas tienen que ser off the record. Si eres un chismoso indiscreto nadie te va a contar nada.
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La única hora para llamar a un político es bien entrada la noche, muy tarde. Si quieres respuestas, pregúntales cuando estén muy cansados, borrachos o sin fuerzas.
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Mientras no les debas nada, serás peligroso. Recuerda que, una vez que seas parte del club, ya te tienen.
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Llevar una insignia de la policía en la cartera ayuda mucho.
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Nunca dudes en utilizar la fuerza. La fuerza resuelve problemas e influye en la gente.
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Ser periodista es un buen trabajo, te permite beber con periodistas y no hay que levantarse por la mañana.
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Nunca des marcha atrás y reescribas mientras estás trabajando. Sigue como si fuera definitivo.
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Si no hay ninguna historia y quieres ir en la puta portada ¡será mejor que te las apañes para conseguir esa historia! Ya sabes: “no hubo disturbios hasta que provocamos uno”.
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Hay que sentirse un poco agobiado para empezar a escribir. Se escribe mejor con la presión de un plazo de entrega demencial. La única verdad es que no hay artículo a menos que lo escribas.
Con estas premisas, la única filosofía de vida coherente es una que apuesta por el peligro, tal como recoge Hunter en la que tal vez sea su frase más recordada:
La vida no debería ser un viaje hacia la tumba con la intención de llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino más bien llegar derrapando de lado, entre una nube de humo, completamente desgastado y destrozado, y proclamar en voz alta: ¡Uf, vaya viajecito!
Si quieres profundizar en estas y otras cuestiones relacionadas con la escritura de artículos y crónicas, te interesará nuestro Taller de Periodismo Literario.
