Cuando iba por la página 69 volví a empezar por si había pasado por alto alguna frase, alguna palabra, algún lunar que no hubiese saboreado.
Estructurada en breves capítulos (muchos son cuentos por sí mismos) y con una mezcla de estilos —autobiográfico, monólogo interior…— Nick Flynn narra la historia de su padre, la suya propia y sus caídas en los infiernos.
Nick, que trabaja en un asilo para indigentes, recibe a un nuevo inquilino, Jonathan, su padre, destrozado por el alcohol y la cárcel, que aún conserva el delirio de escribir la gran novela que nunca comenzó.
Ejemplo para aspirantes a escritores: no es suficiente con haber tenido una vida difícil; hay que aprender, como Nick Flynn, a contarla.