Si eres escritor, idealmente, serás invisible o ciego. Habitarás una soledad infinita imposible de colmar, de improbable solución. Trazarás líneas que serán dibujos de palabras, que querrán salir a la luz en el pulso doloroso de un parto interminable.
No sabrás del lugar exacto del que surgen, solo las percibirás cuando ya estén en el mundo y te muestren su rostro. Allí a veces no te reconocerás, y nadie podrá reconocerte. Como cualquier dios, en su infinita unidad, no encontrarás interlocutor.
En tu jardín del Edén pondrás criaturas rebeldes por su fantasiosa voluntad a tu voluntad fantaseada. Comerán la fruta de un saber del que nada sabes y cargarás, por una eternidad, con la culpa y el oprobio de sus actos.
Serás una abeja en el enjambre o el asteroide solitario y único en que consiste tu galaxia. Más: tu universo. De él tendrás que crear desde el átomo hasta el límite en su confín. Y no es seguro que éste revele su naturaleza, de la que no conocerás si es temporal o espacial, conceptual o evidente.
Como el ave migratoria seguirás tu ruta, porque serás ciego a lo que podría extraviarte. Como el búho fiel a su atalaya, tu mundo será todo lo que alcanza un vuelo. Lo que en su garra se atrapa o en su corvo pico se concreta.
Y soñarás tejer, como hace la araña, una red sensible a la brisa. Musical en su frágil vibrado. Amarrada a cualquier punto que pueda calificarse de concreto. Que detenga al incauto viajero, para darte su noticia, su presencia, y apropiarte del ritmo de ese aliento que va perdiendo en su entrega ingenua, para sentirte uno con él y único en ella.
Y soñarás…, soñarás despreocuparte de cóm se deshilvana tu vientre, mientras desconoces ombligo productivo. Tan ajeno como el mundo de tinado a ser su sacrificial ofrenda, aunque cre devorarlo. Más pegado a ti que tú mismo porq ese ombligo eres tú mismo el desconocido, incognoscible, el invisible.
Tendrá ojos para los que no pueden ver por mismos y oídos para los sordos. Y pudor y piel pa los que cubren la propia inimaginable. Y tacto inta gible. Ojos invisibles, y todo lo que no existe, ser por tu propio y desconocido ritmo y por lo que mundo entero desconoce.
Y nadie podrá saber qué te pertenece.