Para quien no escribe habitualmente, tal vez lo más difícil de entender sea que a este oficio, como a cualquier otro, haya que dedicarle un número de horas al día, ya que, por desgracia, continúa muy extendida la creencia de que el artista sólo “espera a que venga la inspiración”. Pero el escritor descubre pronto que debe salir a cazarla con una red de palabras.
Después de fijar la idea en un primer borrador, comienza la fase de revisión y pulido del texto. Comprender la dedicación que esta tarea requiere —para aproximar lo más posible el escrito a aquello que se pretende decir—, iniciará el cambio de mentalidad que permita fundamentar una vocación literaria auténtica. En una carta escrita cuando tenía 26 años, Chejov recoge este momento crucial en su dimensión de autor: “Hasta ahora he mantenido, respecto a mi labor literaria, una actitud superficial, negligente y gratuita. No recuerdo ni un solo cuento mío en el que haya trabajado más de un día”. Del reconocimiento de esta situación y mediante el esfuerzo de compaginar su carrera profesional de médico con sus inquietudes literarias, nació el escritor que hoy seguimos admirando.
Organizar un tiempo y espacio dedicados a escribir es básico para acceder a una subversión necesaria para el autor: encontrar un método, una mecánica, de trabajo. Plácido, compañero del periódico, me contaba que él sospecha por principio de todo aquello sobre lo que tratan de convencernos; según él, la rutina está mal vista porque nos lo han hecho creer así, pero deberíamos considerarla algo necesario. Si entendemos por rutina la dedicación sistemática a una tarea (sin tener por qué mediar el tedio), estoy de acuerdo con esta propuesta. Desde luego, para escribir, es preciso encontrar el procedimiento que mejor se adapte a nuestra situación y carácter.
Una de las ventajas más inmediatas que encuentran los asistentes a un taller de escritura es la disciplina de presentar un escrito en cada encuentro. Para conseguirlo, el alumno no tarda en programar un tiempo, semanal o diario, de dedicación a esta tarea y comienza así el trabajo de distanciarse de una visión equivocada de la escritura basada en la intuición y el acercamiento esporádico.